La filosofía, la ciencia política y la ciencia económica han sido objeto
de tratamiento multidisciplinar por numerosos pensadores, y también se
han asociado y se siguen asociando en los programas de estudio. Por
ejemplo, el grado PPE de Oxford (philosophy, politics, economics) fue la
formación inicial de muchos políticos y hombres de negocios importantes
en el Reino Unido. Fue también en el Reino Unido, lugar de origen de la
ciencia económica, donde más abundaron los pensadores que cultivaron, e
incluso entremezclaron las tres disciplinas.
Este libro procede,
ante todo, de la preocupación personal del autor por los serios
problemas de …
La filosofía, la ciencia política y la ciencia económica han sido objeto
de tratamiento multidisciplinar por numerosos pensadores, y también se
han asociado y se siguen asociando en los programas de estudio. Por
ejemplo, el grado PPE de Oxford (philosophy, politics, economics) fue la
formación inicial de muchos políticos y hombres de negocios importantes
en el Reino Unido. Fue también en el Reino Unido, lugar de origen de la
ciencia económica, donde más abundaron los pensadores que cultivaron, e
incluso entremezclaron las tres disciplinas.
Este libro procede,
ante todo, de la preocupación personal del autor por los serios
problemas de las sociedades actuales, víctimas de diversas patologías
que afectan a la libertad y dignidad de los seres humanos y atentan
gravemente contra los principios de la justicia. En segundo lugar,
resulta de la fe en que la reflexión de los grandes pensadores estimula
la capacidad para evaluar los problemas de hoy. Los pensadores elegidos
son en grado diferente filósofos y todos ellos han tratado asimismo las
cuestiones económicas y políticas que les suscitaba el examen de su
contemporaneidad.
El resultado es una exposición sencilla que no
puede llegar sino a principios muy básicos y que invita al lector a
esclarecer los fundamentos antes de dejarse invadir por el abrumador
contexto tecnológico. También es una invitación a la política en una
época en que cobran fuerza tendencias que bien pueden calificarse de
antipolíticas, entendiendo la política en su sentido clásico.
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