La mujer -en la cultura aborigen de Chile- es la que conecta y enlaza mundos.
Une el cierlo con la tierra: es el "canal de doble entrada", el "puente",
"pasadizo creador" donde transitan y germinan calidades diversas de energía,
el "lugar" donde se amalgaman y cuajan destinos y fenómenos nuevos. No en
vano, la palabra "esposa" -kure- literalmente significa "concavidad fecunda
por donde se canaliza la energía pura". Este libro habla de la pasión de la
vida por superarse a sí misma. Es esa vida que se vale de la porción femenina
del universo. Ella establece el encuentro y el …
La mujer -en la cultura aborigen de Chile- es la que conecta y enlaza mundos.
Une el cierlo con la tierra: es el "canal de doble entrada", el "puente",
"pasadizo creador" donde transitan y germinan calidades diversas de energía,
el "lugar" donde se amalgaman y cuajan destinos y fenómenos nuevos. No en
vano, la palabra "esposa" -kure- literalmente significa "concavidad fecunda
por donde se canaliza la energía pura". Este libro habla de la pasión de la
vida por superarse a sí misma. Es esa vida que se vale de la porción femenina
del universo. Ella establece el encuentro y el contacto entre dos realidades;
determina y condiciona nuevos patrones de conducta, escribe el futuro y marca
decisivamente los destinos: es la hacedora de magia por excelencia.
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