El político y abogado Antonio Ledezma, quien fuera Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas, narra con extremo rigor cómo fue secuestrado, en dos ocasiones, por los órganos de seguridad del régimen venezolano, y describe las prisiones de las que se sirve la dictadura para reprimir a la oposición, tanto en la era de Hugo Chávez como en la actual, con el ilegítimo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al frente del poder. Prisiones en las que se ejecutan torturas y se asesina a los presos politicos, crímenes que hoy en dia son investigados por la Corte Penal Internacional y que Ledezma …
El político y abogado Antonio Ledezma, quien fuera Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas, narra con extremo rigor cómo fue secuestrado, en dos ocasiones, por los órganos de seguridad del régimen venezolano, y describe las prisiones de las que se sirve la dictadura para reprimir a la oposición, tanto en la era de Hugo Chávez como en la actual, con el ilegítimo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al frente del poder. Prisiones en las que se ejecutan torturas y se asesina a los presos politicos, crímenes que hoy en dia son investigados por la Corte Penal Internacional y que Ledezma resume en esta espeluznante historia real. Ledezma, ahora en el exilio, cuenta cómo logró fugarse, recorriendo más de mil kilómetros y sorteando más de 40 puestos policiales y militares, para cruzar la frontera y poder llegar a salvo a territorio colombiano. Su narración permite comprender el grado de corruptelas que han hecho del país sudamericano una nación con más del 94% de su población en condiciones de severa pobreza. Un país reducido a un Estado fallido y forajido a la vez, porque sus instituciones han sido tomadas por la dictadura y su territorio repartido entre cárteles de la droga, grupos del terrorismo internacional y bandas de delincuentes comunes. Finalmente, el autor brinda valiosos testimonios de cómo lucha la ciudadanía en medio de inmensas dificultades y riesgos para tratar de sobrevivir y recuperar la libertad de su país.
«Esa es la realidad de cualquier cárcel. Tratar con personas. Adaptarte a un modelo sin permitir que te humillen. Pensar en sobrevivir sin convertirte en egoísta, sino más bien en un ser solidario capaz de escuchar las penas de los demás. Y tienes que aprender a pasar ratos con cuanto animal invada tu celda: hormigas, cucarachas, ratas, sapos, etc.».
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