El canario Benito Pérez Galdós (1843-1920) publica su célebre novela Nazarín
en 1895 (Madrid, Imprenta La Guirnalda). Frente al anticlericalismo y la
ortodoxia eclesial, el prototipo nada común del sacerdote D. Nazario (Nazarín)
plantea un tipo de religiosidad militante alejada de la práctica ordinaria,
que, aun respetando los cánones litúrgicos, logra un cuadro de costumbres y
realidades donde la negación del ser y la pobreza extrema (mendicante si no la
contrarrestara la esperanza en la providencia) tienen su espejo en los ascetas
clásicos, en yermos y privaciones, mientras que la gran ciudad se ahoga en sus
angustias temporales.
Los perros Cipión y Berganza, a quienes Miguel de Cervantes proporciona la
facultad nocturna de hablar para el desarrollo del coloquio, entran de lleno
en el género del relato picaresco. Incluido el texto en las Novelas Exemplares
(Madrid, 1613), la 'humanidad' animal se contrapone a la 'animalidad' humana,
motivo que sirve al autor para retratar la sociedad de su tiempo a través,
asimismo, de los diferentes personajes (los amos de los canes y otros) que los
conversadores caninos sacan a colación.
Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) escribió
El Capitán Veneno «en ocho días, en el sitio,
fecha y circunstancia que refiere su dedicatoria
al Sr. D. Manuel Tamayo y Baus; lo publiqué, por
trozos quincenales, en la Revista Hispano-
Americana, y después se han hecho de él tres
ediciones en tomo». El volumen del que parte la
presente edición se fecha en 1881. Novela corta
de final feliz, narra la peripecia de un capitán de
recios modales y difícil trato, pero de corazón
ardiente, generoso y amable.
Ternura, emoción y sutileza impregnan cada página de este universal libro de
estampas, que recrea, a modo de diario intemporal no autobiográfico, las
impresiones, la visión lírica, el estro sensible surgidos entre un poeta y su
confidente el burrillo Platero, al que hace protagonista literario -el otro
'yo'- de su universo interior. Juan Ramón Jiménez, escritor de pincel, mezcla
en su paleta los colores del recuerdo, donde la realidad es mínima parte de
las sensaciones, ingrávidas, gozosas, que sostienen la arquitectura de los
sentimientos, y los dispone, en maravillosas tonalidades, sobre el lienzo de
la existencia, vivida, soñada o recreada. …
Con Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber y Larrea (Suiza, 1796
- Sevilla, 1877) comienza, en toda su plenitud, el realismo en la narrativa
española. El breve ensayo sobre el Alcázar sevillano (La Andalucía, 1862),
descriptivo, anecdótico y de algún modo historicista (por más que la autora
reniegue de esa actitud en beneficio del impresionismo gráfico), salió a la
luz en 1863, un lustro antes de la Septembrina o Gloriosa, revolución que
destronó a Isabel II. Fue un año luctuoso para la novelista, al fallecer, por
suicidio, su marido, que la dejó sumida en graves problemas económicos. La
Tristana, novela de Benito Pérez Galdós (1843-1920) publicada en Madrid
(Imprenta de La Guirnalda) en 1892, es uno de los prototipos, no por ser
producto de ficción literaria, de la situación de la mujer a finales del siglo
XIX, aún vigente en algunos aspectos. Enfrentada la emoción amorosa con la
realidad económica y social, un viejo seductor, que ejerce la tutoría moral y
material de la joven y que le ofrece protección masculina pese a la
ambigüedad de la relación, se hace preferible al devaneo con un artista que,
además, pierde interés por la doncellacuando a ésta le es amputada …
Rinconete y Cortadillo, una de las más famosas Novelas Ejemplares de Miguel de
Cervantes, retrata el ambiente del hampa en la Sevilla del siglo XVI, el Siglo
de Oro que abrió Colón, cuando esta ciudad andaluza era 'puerto' y 'puerta' de
Indias y hacia ella marchaban aventureros en busca de fortuna y rufianes de
toda condición. Su lectura rápida no favorece dar el verdadero sentido al
lenguaje de germanía de los bajos fondos y la delincuencia. Mas estos relatos
jocoserios hay que entenderlos más allá del concepto de la picaresca como
deseo de riqueza y de supervivencia. La libertad y …
El autor de Leyendas del Antiguo Oriente, Juan Valera (1824-1905), publicó
este ensayo en el tomo XIV, número 58, de la Revista de España, aparecido en
1870. Supuso una importante aportación al poco frecuentado panorama de la
temática legendaria oriental más antigua, muchos de cuyos relatos (todos muy
anteriores a las narraciones prehebraicas subsistentes) forman hoy parte del
conjunto de bienes inmateriales de la colectividad occidental.
Con Marianela, el novelista Benito Pérez Galdós
(1843-1920) quiso estudiar psicológicamente, en un
ambiente minero, un tipo de personaje femenino
-la protagonista- que da preferencia al amor frente
a la discapacidad (ceguera luego curada) del hombre
objeto de sus sentimientos. Fue culminada en 1878,
año de su publicación. La narración se construye
con denodada solidez argumental y literaria.
Benito Pérez Galdós (1843-1920) establece en esta novela (publicada en 1878),
con nítido y genial realismo, las dos tendencias principales que caracterizan
a la sociedad española: el enfrentamiento entre las ideas librepensadoras
(León Roch) y las tradicionalistas o conservadoras (María Egipcíaca), y el
matrimonio como nexo entre ambas y fuente de tranquilidad no exenta de
conflictos y desavenencias.
El cordobés Juan Valera (1824-1905), autor, entre otras, de Juanita la Larga y
Pepita Jiménez, novelas que le consagraron como uno de los grandes narradores
españoles de su tiempo, publica Cuentos y chascarrillos andaluces en 1896 como
aportación a los estudios de folklore que venían prodigándose en las últimas
décadas del siglo XIX, en pleno auge de esta materia en España, sistematizada
y desarrollada, sobre todo, por Antonio Machado Álvarez (Demófilo), el padre
de los poetas de ese apellido. Sin limitarse a la fría exposición de las
historietas, el autor las adoba haciendo uso de su capacidad narrativa,
convirtiéndolas en …
_Arte y artistas flamencos_ (Madrid, 1935) convirtió a Fernando el de Triana
(1867-1940) en el primer profesional de lo jondo que abordó, literariamente,
este tema. Si su faceta como ensayista y biógrafo de este género folklórico,
que condensa en un único y raro tomo, es ilustrativa de una personalidad rica,
no lo son menos otras que le consagran, quizás, como uno de los artistas
flamencos más polifacéticos: Cantaor notable, entre los reconocidos de su
tiempo, inclinado a palos como la soleá, la taranta, la malagueña o el
fandango alosnero, de los que funda
escuela y divulga, es autor de …
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