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¿El idioma invisibiliza a la mujer? ¿Es compatible la lucha feminista con el respeto al sistema de la lengua? ¿Tiene sentido que el masculino genérico se presente como símbolo de la dominación del varón? ¿Es eficaz actuar sobre el lenguaje para combatir el machismo?
Este libro ha sido concebido con espíritu conciliador y divulgativo para acercar posiciones distantes, sin que ello suponga dar por buenos ciertos tópicos que se han ido imponiendo a fuerza de repetirse. Ante un debate tremendamente apasionado, Álex Grijelmo muestra los aciertos pero también las contradicciones y los excesos, y tiene la sensibilidad, la independencia …
¿El idioma invisibiliza a la mujer? ¿Es compatible la lucha feminista con el respeto al sistema de la lengua? ¿Tiene sentido que el masculino genérico se presente como símbolo de la dominación del varón? ¿Es eficaz actuar sobre el lenguaje para combatir el machismo?
Este libro ha sido concebido con espíritu conciliador y divulgativo para acercar posiciones distantes, sin que ello suponga dar por buenos ciertos tópicos que se han ido imponiendo a fuerza de repetirse. Ante un debate tremendamente apasionado, Álex Grijelmo muestra los aciertos pero también las contradicciones y los excesos, y tiene la sensibilidad, la independencia y la solidez necesarias para aportar claridad y sentido común.
Algunos de los problemas que denuncia el feminismo sí se hallan en fenómenos de lengua, pero los más criticables (los refranes, los dichos o la perspectiva androcentrista que, a menudo sin darnos cuenta, aplicamos al hablar) no son necesariamente los que más se combaten.
Frente al ruido relacionado con el lenguaje inclusivo, Grijelmo presenta un recorrido descomplicado, revelador, ameno y repleto de ejemplos; y ofrece una serie de propuestas que no pretenden decir la última palabra sino ofrecer un documento de trabajo para quienes quieran contribuir al debate con nuevas argumentaciones.
Reseñas:
«Merece toda nuestra atención.»
Juan Luis Cebrián, El País (Babelia)
«Nuestros textos se enriquecerían si prestáramos atención a las reflexiones de Álex Grijelmo.»
Soledad Gallego-Díaz, El País
«Grijelmo viaja a los orígenes de nuestra lengua y de sus asuntos de género para evitar confusiones y expresiones tan políticamente correctas como ridículas.»
Laura Revuelta, ABC
«Un libro didáctico que se lee con la pasión de una novela.»
Gabriel García Márquez, sobre El estilo del periodista
Un manual imprescindible para escribir bien.
Un libro de estilo no es una gramática ni un diccionario para el público en general, sino simplemente un código interno de la Redacción. Su propósito consiste en unificar sistemas y formas expresivas, con el fin de dar personalidad al propio medio y facilitar la tarea de los lectores.
El libro de estilo de El País, fruto de la experiencia de 38 años de trabajo, se compone de dos partes: en la primera se exponen los principios éticos del periódico y las normas de redacción, tanto en lo que se refiere a sistemas …
Un manual imprescindible para escribir bien.
Un libro de estilo no es una gramática ni un diccionario para el público en general, sino simplemente un código interno de la Redacción. Su propósito consiste en unificar sistemas y formas expresivas, con el fin de dar personalidad al propio medio y facilitar la tarea de los lectores.
El libro de estilo de El País, fruto de la experiencia de 38 años de trabajo, se compone de dos partes: en la primera se exponen los principios éticos del periódico y las normas de redacción, tanto en lo que se refiere a sistemas de trabajo como a la preparación y presentación de originales. La segunda está compuesta básicamente por un diccionario de palabras y otro de siglas. Ambos incluyen las expresiones que el periódico escoge para sí, sin que ello signifique descalificar las demás para el uso general o particular. Se trata por tanto de regular un estilo concreto dentro de los posibles, no de dictar normas para todos los hablantes del español. Y estas decisiones adoptadas mediante autorregulación se ofrecen al público como compromiso de EL PAÍS con sus lectores. Se trata de un código muy autoexigente, tanto en los principios éticos como en el intento de emplear una escritura correcta y precisa, con el máximo respeto al idioma español.
Esta edición, por otra parte, se adapta por primera vez de manera integral a la nueva era de Internet, con normas concretas para la edición de los textos en elpais.com que incluyen reglas sobre el manejo de vídeos, las noticias multimedia, los comentarios de los lectores y, lógicamente, los problemas éticos que se derivan de las nuevas tecnologías. Asimismo, esta edición establece con mayor rigor la distinción de géneros periodísticos como garantía para el lector, de modo que la información, la interpretación, el análisis y los artículos de opinión queden claramente diferenciados.
Comentarios:
«La propiadinámica del periódico seguirá indicándonos fallos y proponiendo nuevas soluciones a los problemas con que nos encontraremos (...). No sólo no rechazamos sino que anhelamos vivamente la colaboración de cuantos en este terreno quieran ayudarnos».
Juan Luis Cebrián, 1980
«En EL PAÍS se ha considerado que son los lectores los propietarios últimos de la información, y los periodistas tan sólo los mediadores entre aquéllos y ésta».
Joaquín Estefanía, 1990
«Este texto nos compromete a todos cuantos hacemos EL PAÍS, y el lector está en su derecho de demandarnos un cumplimiento riguroso».
Jesús Ceberio, 2002
«En este viaje a la globalidad ofrecemos un proyecto de modernización y progreso social, de consolidación de los derechos ciudadanos y avance económico, de equidad y respeto a las minorías que es esencialmente el que hemos compartido con los españoles desde hace décadas».
Javier Moreno, 2014
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