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¿Es lícito acabar con la propaganda de genocidas, dictadores, esclavistas, invasores y otros personajes tan deleznables en el espacio público?
Este ensayo provocador y fascinante demuestra por qué es hora de retirar los homenajes que ofenden a la ciudad progresista.
Ya en la Roma clásica la destrucción de monumentos y símbolos era una forma de borrar de la historia a los enemigos que habían sido derrotados. En épocas más recientes, esta práctica ha adquirido otro significado las estatuas de Colón, Lenin o Sadam Husein han sido expulsadas de los lugares donde una vez se alzaron …
¿Es lícito acabar con la propaganda de genocidas, dictadores, esclavistas, invasores y otros personajes tan deleznables en el espacio público?
Este ensayo provocador y fascinante demuestra por qué es hora de retirar los homenajes que ofenden a la ciudad progresista.
Ya en la Roma clásica la destrucción de monumentos y símbolos era una forma de borrar de la historia a los enemigos que habían sido derrotados. En épocas más recientes, esta práctica ha adquirido otro significado las estatuas de Colón, Lenin o Sadam Husein han sido expulsadas de los lugares donde una vez se alzaron , convirtiéndose en una reivindicación por el respeto a la nueva ciudadanía que no quiere esa carga.
El historiador del arte y periodista Peio H. Riaño aborda un debate en auge que se pregunta cómo queremos que sea la ciudad del siglo XXI, mientras el movimiento Black Lives Matter protesta contra los símbolos racistas y en Latinoamérica miles de personas se manifiestan pidiendo la desaparición de los conquistadores de bronce y piedra que aún adornan sus calles.
A través de un recorrido por una serie de representaciones «artísticas», desde Mao hasta Franco, esta investigación cultural cuestiona que se deban conservar los monumentos que representan valores insoportables como el racismo, el machismo y la exclusión.
El resultado es un texto polémico y erudito, que nos demuestra por qué la decapitación de estos monumentos no pretende depurar la historia, como algunos sostienen, sino limpiar el presente con la verdad histórica y extirpar los elementos que tergiversan la lectura del pasado.
La historia del hallazgo que ha revolucionado la Historia del Arte y el Museo del Prado.
La Gioconda, el retrato más famoso del mundo, tenía una hermana gemela en el Museo del Prado escondida a la vista de todo el mundo. El descubrimiento del paisaje oculto por un fondo negro, añadido siglos después de su creación, ha movido los renglones de la historia del arte, las portadas de los periódicos, las radios y los telediarios, para convertirse en un nuevo referente pictórico, y en perfecto estado de conservación.
El cuadro, intachable y sereno, no apareció hasta que las casualidades …
La historia del hallazgo que ha revolucionado la Historia del Arte y el Museo del Prado.
La Gioconda, el retrato más famoso del mundo, tenía una hermana gemela en el Museo del Prado escondida a la vista de todo el mundo. El descubrimiento del paisaje oculto por un fondo negro, añadido siglos después de su creación, ha movido los renglones de la historia del arte, las portadas de los periódicos, las radios y los telediarios, para convertirse en un nuevo referente pictórico, y en perfecto estado de conservación.
El cuadro, intachable y sereno, no apareció hasta que las casualidades se alinearon con el talento y la transformaron en estrella de la noche a la mañana. Desde hace un año, Las Meninas de Velázquez y La maja desnuda de Goya comparten su protagonismo en el Prado con una pintura que hasta hace poco era un patito feo en la colección.
La otra Gioconda es la crónica del mayor hallazgo de lahistoria del arte en el último siglo. Peio H. Riaño, testigo privilegiado de los intensos momentos que vivieron los investigadores del museo cuando desvelaron el secreto, rastrea las huellas que esta misteriosa pintura dejó en su nacimiento en el taller de Leonardo da Vinci, y anticipa las claves que revelan quién es su autor, quién es la retratada, cómo llegó a España, dónde estuvo antes de pasar a la colección del museo, quién mandó cubrir el paisaje y por qué, o qué beneficios económicos reporta una pintura como ésta a un museo como el Prado.
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