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«Emiliano González, históricamente, es el primero y único de los autores mencionados aquí [Francisco Tario, José Emilio Pacheco, Elena Garro, Amparo Dávila, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, María Elvira Bermúdez, Juan Rulfo] y de cualquier tiempo, que se ha arrojado de verdad y con entero valor al fondo de la literatura mágica.» Augusto Monterroso fragmento del ensayo “La literatura fantástica en México”
Los sueños de la bella durmiente nos llevan del bosque azul de los simbolistas a los callejones tenebrosos del doctor Caligari (pasando por el castillo embrujado del romanticismo “frenético”) donde se desplazan los personajes de Emiliano González, …
«Emiliano González, históricamente, es el primero y único de los autores mencionados aquí [Francisco Tario, José Emilio Pacheco, Elena Garro, Amparo Dávila, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, María Elvira Bermúdez, Juan Rulfo] y de cualquier tiempo, que se ha arrojado de verdad y con entero valor al fondo de la literatura mágica.» Augusto Monterroso fragmento del ensayo “La literatura fantástica en México”
Los sueños de la bella durmiente nos llevan del bosque azul de los simbolistas a los callejones tenebrosos del doctor Caligari (pasando por el castillo embrujado del romanticismo “frenético”) donde se desplazan los personajes de Emiliano González, con una lentitud que a veces se vuelve exasperante. Sus gestos de sonámbulo y sus ojos nublados por el opio nos trasmiten ese escalofrío gozoso que nuestra literatura creyó relegar para siempre a los tiempos del modernismo. Las fantasías en verso que acompañan a los relatos quieren reproducir estados de ánimo específicamente literarios, y la literatura que nutre a estos engendros malsanos es la misma que envenenó a nuestros abuelos cuando, a fines del siglo antepasado, exploraban los infiernos de una biblioteca.
Eduardo Antonio Parra, Francisco G. Haghenbeck, Paco Ignacio Taibo II, y Óscar de la Borbolla son algunos de los autores que participan en esta antología.
Una emocionante colección de cuentos que narran una historia de criminales, policías o ambos, cuyo escenario son las colonias más representativas de la ciudad de México.
Sus autores están entre los mejores escritores de México y América Latina: Bernardo Fernández Bef, Eugenio Aguirre, Eduardo Antonio Parra, Eduardo Monteverde, Francisco G. Haghenbeck, Juan Hernández Luna, Julia Rodríguez, Myriam Laurini, Óscar de la Borbolla, Paco Ignacio Taibo II, Rolo Diez y Víctor Luis González.
Los narradores cuyas …
Eduardo Antonio Parra, Francisco G. Haghenbeck, Paco Ignacio Taibo II, y Óscar de la Borbolla son algunos de los autores que participan en esta antología.
Una emocionante colección de cuentos que narran una historia de criminales, policías o ambos, cuyo escenario son las colonias más representativas de la ciudad de México.
Sus autores están entre los mejores escritores de México y América Latina: Bernardo Fernández Bef, Eugenio Aguirre, Eduardo Antonio Parra, Eduardo Monteverde, Francisco G. Haghenbeck, Juan Hernández Luna, Julia Rodríguez, Myriam Laurini, Óscar de la Borbolla, Paco Ignacio Taibo II, Rolo Diez y Víctor Luis González.
Los narradores cuyas historias aquí se reúnen no tienen miedo a exorcizar demonios. Con registros narrativos muy diferentes, tienen en común hablar de una ciudad en la que viven y aman. De alguna manera entienden que la única manera de detener la violencia y el abuso que nos rodea, es contarlo. Son todos ellos profesionales de la literatura, pero también son profesionales de la supervivencia en el D.F. Casi todos ellos, todos nosotros, apelan, apelamos, al sentido del humor, un humor negro y bastante ácido, que permite distanciarse, burlarse de Lucifer.
No sería ésta una antología promovida por el departamento de turismo dela ciudad de México, pero si cualquiera que la lea pregunta desde cualquier esquina del planeta si los que escriben recomiendan viajar a la ciudad de México, recibirá un elocuente y encendido: Sí, claro, porque ésta es la mejor ciudad del planeta, a pesar de sí misma.
Un segundo elemento en común entre los textos que preceden a esta nota es su vocación de experimento, el uso de planos narrativos cruzados, monólogos internos, cambios de perspectiva.
"El neopoliciaco nació en México no sólo con una vocación de literatura social, también con una notable apetencia por salirse de los caminos tradicionales del género."
Paco Ignacio Taibo II
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