Procurando sobrevivir al repentino adiós, de aquella mujer que extrañamente atraía la lluvia cuando estaba a su lado, Lucas Cruz viajó a Marsella y allí conoció a la misteriosa y bella Uyuky; una dulce japonesa que le entregó un amor real, lleno de infinito... y algo más.
Instalado en un mundo neblinoso, halló aquel extraviado amor; y frente a esa amarga confidencia, experimentó el torrente de su sentimiento.
“Avanzo hacia ti, entre el fragor de esta ciudad huraña. Atrás, a mi espalda, contra la colina, se recortan los altos edificios con sus azoteas desiertas y sus jardines marchitos. Firmes mis pasos sobre el pavimento oscuro. En mi mano, un ramito de alhelí envuelto en papel regalo. Tu postal en el bolsillo. Es de noche y no huele a frutas maduras en esta calle empinada, donde por minutos se alcanza a escuchar una mezcla perfecta de músicas dispersas. Incongruente voy rehaciendo de memoria tus labios, tus ojos y hasta tus manos. Es leve la llovizna que cae sobre mis …
Una mujer y un hombre que otra vez cruzan sus destinos, después de un inolvidable amor perdido en el vacío del ayer; pero ahora ellos son sombras densas sobre el laberinto complejo de la vida… Al final, lograrán inventar su propio horizonte rumbo al mañana; sólo aferrándose a ese cielo de recuerdos nítidos que día a día fortalece sus almas para alcanzar la imposible felicidad.
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