«Lo quiero todo». El título de este librito muestra bien el tono característico de la humanidad de Marta Bellavista, «una fiebre de vida» que se expresaba en una curiosidad, llena de estupor y gratitud, hacia toda la realidad. En ella vibraba una intensidad de deseo que abarcaba todo, desde sus pasiones, como el baile, al estudio y los amigos. Deseo que se concentra en una única petición persistente: la de ser feliz.
La vida de Marta, una larga carrera de apenas veintisiete años, se tornará dramática y lúcida con la reaparición en 2008 del mal que la llevaría a la muerte …
Traducción al Mam de la misiva que el marino Cristóbal Colón escribió durante
el viaje de vuelta de su primer viaje a tierras americanas, luego editada para
dar a conocer la buena nueva al resto de países europeos. El Mam es la lengua
del Mayab, perteneciente a uno de los cuatro señoríos étnicos del área
guatemalteca prehispánica. Los mames tuvieron su centro cívico y religioso en
Zaculeu, enclavado en el altiplano occidental. Existen algunas variantes
dialectales, centradas, sobre todo, en las zonas, cercanas entre sí, de Todos
Santos, Ostuncalco y Huehuetenango.
Esta edición especial en formato estuche de El cuaderno del año Nobel celebra el vigésimo aniversario de la concesión del Premio Nobel de Literatura a José Saramago. Los diarios del escritor vienen acompañados de Un país levantado en la alegría, una reconstrucción de los días que rodearon al nombramiento del Nobel editada por Ricardo Viel.
«Eran días de hace veinte años, eran días de hoy. El autor diciéndose de nuevo en Lanzarote, las palabras saliendo a borbotones, mes a mes, un año entero, ese año.»
Pilar del Río
Fruto de un hallazgo fortuito en el archivo de José Saramago, El …
Mi vida perra es una sucesión de textos tan directos y vivos como el día a día que reflejan. Tan sorprendentes y cambiantes como las formas de relación en la nueva era de internet.
«Lo malo de vivir sola es que pasas demasiado tiempo mirándote la bragueta. Y cuando observas mucho algo, no suele gustarte demasiado. Entonces te regañas, te peleas contigo misma, te largas con el perro dando un portazo, o mejor al cine y así no tienes que seguir escuchándote. Al salir, te apetece hablar con alguien, pero a ver a quién le cuentas que ya no …
Un testimonio conmovedor sobre el poder de la vida.
A Esther Earl le diagnosticaron cáncer de tiroides cuando tenía doce años. Murió en 2010, poco después de cumplir los dieciséis, pero antes inspiró a miles de personas.
«Simplemente sé feliz, y si no puedes ser feliz haz cosas que te hagan feliz. O no hagas nada, pero con las personas que te hacen feliz.»
Esther Earl fue una adolescente con un talento y lucidez excepcionales, pero una adolescente normal, al fin y al cabo. Se esforzó por vivir con ilusión y generosidad, especialmente tras saber que su …
Entre enero de 1946 y septiembre de 1947, Flannery O'Connor escribió un diario que contenía una serie de "cartas dirigidas a Dios". Comenzó con él cuando aún no había cumplido los veintiún años, al poco de salir de su Savannah natal e instalarse en Iowa City para realizar sus estudios. Consciente de que estaba haciendo una cosa inaudita, cuando lo terminó era evidente que la escritura del diario había supuesto un cambio en su vida.
El ambiente cultural y creativo que Flannery encontró en Iowa puso a prueba su saber y su creer. Algunos de sus colegas hablaban de la irracionalidad …
Corría la Campaña Naval de 1879, primera en los sucesivos encuentros que dieron curso a la Guerra del Pacífico. La ciudadanía chilena se enteraba de lo sucedido a través de las cartas de Eloy Temístocles Caviedes, corresponsal de guerra chileno perteneciente a El Mercurio de Valparaíso. Inmerso en el lugar de los hechos, el profesional relata los pormenores de la Escuadra, su preparación, el ambiente que se respira y las vivencias de un grupo de hombres que participan en uno de los hechos más relevantes de la historia nacional. Las cartas enviadas por él relatan una historia que se va …
¿Las cartas forman parte de su obra o es preferible destruirlas antes que dejar pistas para la posteridad de los secretos develados a sus destinatarios? En el caso de Andrés Caicedo (Cali, Colombia. 1951–1977) el asunto se multiplica puesto que, hasta el viernes 4 de marzo, el día de su suicidio, el escritor no dejaría de comunicarse, con un afán sin tregua, a través del refugio de la correspondencia. Las cartas, para Caicedo, se convirtieron en otra manera de practicar la urgencia de su literatura, tal como lo hizo a través del teatro, los guiones, la crítica de cine, los …
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